Gel de Cabello y Luis el Terrorista

Recogí la mochila de viajero y entonces encontré una oficina de correos en el aeropuerto para completar mi misión terrorista: Enviar dos kilos de gel de cabello a Australia, que explotarán mientras cruzan el Mar de Tasmania.

OK, OK, no es cierto, no es una misión terrorista, es un encargo de la mamá de Rocío, una jovencita de Rosarito, BC que estudia en la Universidad de Queensland, Australia.

Rocío necesita gel para el cabello porque el gel australiano no sirve y está muy caro. El frasco de gel pesa 2.23 kilogramos, entonces, es más barato pagar el envío por correo que pagar sobreequipaje en mi mochila de viajero o comprar más gel australiano en Brisbane.

Luis: Hola, Buenos Días.
Empleada de Correos: Buenos Días.

[Ahora por favor imagínense la escena: Está un mexicano en una oficina de correos en un aeropuerto de Nueva Zelanda convenciendo a una mujer que le permita enviar gel por correo].

Empleada de Correos: Es que… tenemos ciertas reglas para el envío de sustancias por correo.

Luis: [abre el frasco de gel, toma un poco y se lo unta en el cabello]. Es sólo gel para el cabello, no tiene alcohol y huele rico. Mira, huele mi mano. Huele a Alóe.

Empleada de Correos: Sonríe y toma el teléfono.

Me dijeron que sí lo podía enviar, yeah!! México 1, Nueva Zelanda 0. Se supone que el gel debe llegar a Australia antes que yo, ojalá.


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