Ambrosia Parsley
Entro a Richards n' Richards, media hora antes de que inicie el show. Decido esperar en la barra con una botella de corona, el bartender le pone un pedazo de limón. A decir verdad, siempre he querido arrojarles la botella en la cara cuando hacen eso, ¿qué acaso no te pueden preguntar los pendejos si quieres o no un pedazo de cítrico en tu cerveza? Y eso pasa en cada bar de Canadá cada vez que pides una corona... aún así la sigues pidiendo. Llámenlo nostalgia, pero beber una corona o una sol te recuerda a casa. Y son las únicas dos marcas de cerveza mexicana que puedes encontrar en casi todos los bares decentes de British Columbia. Puede que haya más variedad en las provincias del este.
Ahí estoy pues, con la corona en la mano. Y entonces la veo entrar, es una de esas mujeres a las que tienes que voltear a ver cuando entran a un lugar. De repente, está junto a mí y nos sonreímos. Le pregunta al bartender: ¿Podemos entrar al backstage? Acto seguido, el bartender abre una puerta atrás del escenario que está a unos metros de la barra y ella se va, junto con los otros miembros de la banda.
La primera vez que escuché su voz fue en el soundtrack de Kill Bill Vol. 2, en los créditos finales después de la versión de Malaguenha de Robert Rodríguez y su banda. En ese momento supe que esa voz tenía algo especial, era ni más ni menos la voz más hermosa del mundo. De ahí en adelante quise tener todos sus discos y no fue una tarea difícil bajarlos de internet: sólo eran dos y llevaban por nombre I Oughtta Give You a Shot in the Head for Making Me Live in This Dump (1999) y Rough Dreams (2001).
Esa noche del 10 de Abril de este año en Richards 'n Richards se trataba de un concierto doble: Shivaree y Clem Snide. Yo iba para escuchar a la primera banda, nunca había oído hablar de la segunda.
Como a las 21.05 empezó la música. La voz de Ambrosia Parsley entonaba New Casablanca e iniciaba su concierto de una hora. Una hora mágica, el lugar estaba vacío y yo estaba a dos metros de ella. Me gusta pensar que el concierto fue sólo para mí.
Justo antes de cantar Goodnight Moon, dijo: - Ayer estuvimos en Seattle y trajimos algunos discos de contrabando por la frontera, por si alguien está interesado en comprar uno. Pondremos una mesa a un lado de la puerta principal. Gracias, han sido un público muy agradable. -
- Ambrosia, ¿puedes firmar el disco?
- Claro, si lo abres por favor.
- Estuviste increíble.
- Gracias.
Al final estreché su mano.
Al final estreché su mano.
Generalmente, cuando saludas a una mujer, te prestan su mano para que la sujetes suavemente pero ella no sujeta la tuya, solo la toca. Ambrosia Parsley apretó mi mano y me sonrio.
-Gracias por venir-, me dijo.
¿Por qué la mujer con la voz más hermosa
del mundo vende sus discos de bar en bar?
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