viajero

Abril 7, 2006 / 3 am No daré tanta información, sólo diré que fue en una de las habitaciones del hotel en Culiacán. Había mucha tensión en el aire pues las propuestas se estaban terminando de redactar, y el alcohol + cansancio son catalizadores de confrontaciones ideológicas. En algún momento de la noche, mientras trabajábamos, Osama apareció. - Dame la botella. - No. ( y a decir verdad, yo no necesitaba la botella, pude habérsela dado sin ningún problema) - Dame la botella, maldita sea. - Mira, la botella esta vacía y ya has tomado bastante, mejor duérmete. En 4 horas será el desayuno. - No te pregunté cómo está la botella ni que hora es... sólo dámela. Antes de que las cosas se pongan graves. - Graves... ¿sabes qué? No te la voy a dar. En eso, Osama empezó a hablar del imperialismo yankee y sus consecuencias para el reino de Alá. No discutí con él. Una de las mujeres en su harem salió de la habitación contigua y le dijo que fuera a la cama. Osama dijo que no. Se acercó y pronunció un